Son unas palabras privadas que una mujer envió a otra en el siglo VII a. C. exhortándola a la escritura.
Conmueve algo tan familiar, tan circunstancial, expuesto dentro una fría vitrina en el siglo XXI, en un museo que recorren multitudes a diario.
Conmueve porque es un testimonio parcial y pequeño que fue guardado en una biblioteca cuyo intento intento fue compilar todos los saberes: la biblioteca de Arsubanipal.
Conmueve leer estas palabras pequeñas en medio de los restos de tanto monumento enorme.
Conmueve por la tierra en la que fue escrita.