El silencio sólo arañado por el paso de los folios, un carraspeo que es casi un suspiro, el tic sordo y sin compás de los bolígrafos... Del otro lado, sin embargo, la larga detonación de voces, carreras y balones, que las ventanas apenas pueden reprimir.
Y pienso en lo que mis alumnos ahora escriben, unas palabras asépticas que intentan contener, en unos rectísimos renglones, el arte y también la vida.
Rembrandt
No hay comentarios:
Publicar un comentario