viernes, 25 de marzo de 2016

Madrugada del jueves al viernes

   ¿No te ocurre lo mismo? Ante el Sagrario vacío, ¿no te quedas un rato en silencio... y entras en él, en el silencio absoluto, quiero decir, y te imaginas cómo sería una gran nada, el horror que supondría el Gran Silencio, el Viernes Santo perpetuo: el vacío de las cosas deshabitadas, la oquedad del mundo; un hombre sin alma, un mundo sin Dios... ? Tienes la certidumbre entonces de que cualquier sonido de esa fosa, sólo podría ser ruido, farfulleo inane, el sinsentido atronador... y el mundo, el escenario de unos autómatas ilusos.

Eduardo Naranjo

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