miércoles, 30 de abril de 2014

En Moguer

Viernes en Moguer. Qué extraña desolación la de las cosas que sobreviven a su usanza. El traje de chaqueta hueco con la bufanda ya maltrecha de puro abandono, el traje-carcasa gris sin el poeta, metido en la pequeña urna vertical del rincón del dormitorio; la máquina de escribir detenida teatralmente, la invitación de bodas, los zapatitos cuidadosamente exhibidos en su desamparo. Todo eso y, sin embargo, la ausencia de polvo...


1 comentario:

Anónimo dijo...

Ese tipo de museos donde está sin estar la presencia del protagonista me produce un poco de tristeza. Tus acertadas palabras lo han definido muy bien. Ana