sábado, 19 de octubre de 2013

Maneras de mirar (8): "De este millar y pico..."; Víctor Botas


DE ESTE MILLAR Y PICO...

De este millar y pico
de libros que celosamente guardan
los anaqueles de mi biblioteca,
apenas diez
o doce
merecen ser nombrados. (Tu mirada
me falta;
de otro modo
toda literatura sería inútil).


   Mi amigo de ventana, don Alberto Boutelier, recogió hace unos días este poema en los comentarios de la última "asomada"; y qué cosa mejor que recurrir a los textos por los que se interesan mis escasos lectores para proponer una "Mirada", sobre todo cuando esos textos resultan ser tan de mi gusto, que para eso también es para lo que sirve la poesía, para "darse el gustazo".

   Y estos versos son tan borgianos por su sobriedad, por su léxico (en Borges aprendí a llamar exótica y arábigamente "anaqueles" a las insípidas "repisas"), lo son también por sus referencias... ¿Pero es que hay algo más borgiano que una enorme biblioteca? ¡plantearse resumirla en poquísimos volúmenes, o, mejor, en un único signo -¿por qué no una mirada?-. Y la mirada de la persona amada se convierte así en un aleph

   Se divide el poema en dos partes muy evidentes ¿verdad?: por un lado está la seca afirmación del lector exigente, con su casi precisión numérica; por otro lado encontramos el inciso personal que va entre paréntesis -como señalando así un aparte de carácter íntimísimo- a modo de contrapunto de emoción honda y sin aspavientos, una emoción que aparece aparentemente de refilón en el poema y que deja su carga de profundidad así, como quien no quiere la cosa. A la sensibilidad contemporánea no le gustan las grandilocuencias; Bécquer lanzó un "¡por una mirada un mundo!" pero hoy eso nos suena a sobreactuado. Botas, tan contenido él, tan borgiano siempre (aún más en sus primeros libros como lo es aquél del que tomamos el poema), no lo exclama,  me lo hace saber en el susurro de un paréntesis: me murmura bajito que la biblioteca más completa, la selección más exquisita de sus volúmenes, no son nada frente a cierta mirada...  Y ya está, emoción provocada y poesía cumplida, poema perfecto. 

   Pero, bueno, el poema es perfecto también porque notamos que la forma métrica no sólo se pliega a esa técnica de la precisión discreta (el metro es el de la poesía culta española de todos los tiempos: la mezcla de endecasílabos y heptasílabos), sino que es el aliado principal del mensaje poético. Sí, el poema es una breve silva blanca, no lo parece porque dos heptasílabos se han quebrado en dos partes, pero son heptasílabos perfectos: "apenas diez / o doce" y "me falta / de otro modo".

   Y ¿se convierte el metro en clave del mensaje poético?, pues sí, rompiendo en dos los heptasílabos esperados. Si algún lector ahora se está preguntando a qué se debe esa quiebra del heptasílabo, yo le diría que la pregunta no debe ser a qué se debe, sino qué se le debe a ella. Se le debe la llamada de atención sobre las palabras con las que se cierran los cortísimos versos surgidos: me refiero al redondo "diez" y, sobre todo, al verbo "falta"¡Claro! es que las pausas versales están señalando, están ayudando a corroborar la emoción del poema: Que el poeta diga que los "diez" (y pausa) mejores libros que jamás se hayan escrito merezcan su atención sólo porque esa cierta mirada le "falta" (y pausa), es darnos ese pequeño tiempo que necesitamos para darnos cuenta de que teniendo esa mirada "toda literatura sería inútil". ¿No nos dejan estos versos el temblor más convincente de que es cierto aquel conocido verso de Bécquer? 


Rosa Mrtínez-Atero

4 comentarios:

alberto boutellier dijo...

¡Qué arte! Inmaculada. Permíteme el oxímoron de la "difícil facilidad" que tienes de mirar y de interpretar la poesía. Es un lujo para los "pocos" que dices te seguimos. Lamento haber dedicado más tiempo a la lectura profesional que a la culta, y hoy, lo lamento. Por eso al leer en tu comentario la referencia al Aleph, confieso con vergüenza, que no lo conocía, lo que me ha obligado a leerlo y así, comprender a la perfección tu manera de mirar... a Víctor Botas. Muchas gracias y un abrazo

alberto boutellier dijo...

Perdona, pero el doble lamento era un "lo siento"

Inmaculada Moreno dijo...

Un millón de gracias, Alberto. Conozco la lucidez de tus artículos y por eso me siento doblememte agradecida. Tengo q reconocer q la primera vez q leí la palabra "alef" fue en Borges siendo aún una bachiller exc3ntrica.

alberto boutellier dijo...

Y yo, cuando comencé a intentar estudiar árabe, hace 60 años, que empecé por el alif, pero como en casi todo, siempre me quedo a medio camino. Las gracias siempre a ti con mi admiración.