viernes, 13 de septiembre de 2013

Maneras de mirar (7): "Los paraguas, los taxis" de Karmelo C. Iribarren


       LOS PARAGUAS, LOS TAXIS
                                
                        Para Xavier Erxart

    Acabo de tirarlo,

   35 minutos bajo la tormenta
   -esperando un maldito
   taxi-
   han podido con él.

   Pero cómo se ha portado.

   Ésa es la diferencia:
   los taxis son como ciertos amigos,
   nunca están cuando los necesitas.

   Los paraguas, en cambio, mueren por ti.

             (Karmelo C. Iribarren)



 ¿Se han dado cuenta? ¡no hay un maldito adjetivo calificativo en todo el poema! salvo éste que acaban de leer: "maldito", aplicado al taxi.

 La poesía de Iribarren puede representar el realismo sucio de aquí y de ahora, esto es, en español y en los años que ahora mismo corren, aunque L. A. de Villena haya propuesto la etiqueta de "realismo limpio" para su poesía por la enorme desnudez de su expresión. Yo creo, sin embargo, que lo que en realidad distancia a K. Iribarren de los textos de Bukowski, de Carver, o del español (aunque nacido en Inglaterra, ya ven el nombre) Roger Wolfe, por ejemplo, radica en el lirismo de Iribarren. "¿?", pensarán ustedes.  Sí, digo yo, han leído bien. En Iribarren hay en todo momento una persona que siente, que ironiza, se burla, denuncia, insulta o blasfema; una persona que se emociona ante cosas concretas y lo muestra, y esto marca una diferencia que es fundamental. 

 Por lo demás, ya lo ven. En los versos de arriba, donde no hay una mínima concesión a la rima ni al ritmo convencional de los versos, encontramos una forma acorde con la sentimentalidad del vapuleado, del descreído de los sentimientos: los versos breves entrecortan una expresión vehemente dando la sensación de que las palabras son casi escupidas en vez de pronunciadas, evitando a toda costa lo que pueda sonar a lirismo o afectación. Colabora a ello la fonética de las palabras... ¿han visto el predominio de "/t/" de todos los versos? Es una consonante dura (oclusiva y sorda) que se pronuncia haciendo chocar la lengua con los dientes... Todo cuenta para la creación de un clima y el efectismo de lo que se significa aquí: la emoción de los tipos duros. Eso sí, claro está, el verso final, ese que contiene la metáfora del amigo bueno, se distancia del resto del poema y se remansa en doce sílabas con la acentuación que llamamos "melódica" para los endecasílabos, abundando en la sonoridad blanda y abierta de "/a/" -sólo la última palabra, a modo de cierre brusco y conclusivo, es el monosílabo "ti".

 Una alegoría urbana de la amistad entre los vapuleados es este breve poema que habla de taxis que no paran en medio de la lluvia en una calle llena de charcos(un mal amigo = taxi que no llega, un buen amigo = paraguas en medio de la gran tormenta que es (=)la vida). La amistad auténtica se demuestra hasta el final y, después, no hay tiempo para sentimentalismos -nos dice-; se sigue adelante. No sé si se han dado cuenta, pero entre los nuevos "topos" de la retórica contemporánea, no cabe duda de que el taxi tiene un lugar privilegiado como lo han tenido siempre la rosa, el camino o el río.

 Pocos más recursos quiere emplear Iribarren. Los mencionados y la hábil distribución de los hechos bastan para marcar el tono duro: "Acabo de tirarlo" son las primeras palabras y éstas vuelven a cobrar relevancia, cargándose de sentido, cuando leemos el verso final: "mueren por ti". 

Foto tomada del blog "vigoalminuto.com"

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