viernes, 28 de junio de 2013

Instituto

   En este momento, en medio del alud de urgencias en el que se convierte todo final de curso, me da un poco de envidia ver a Carmen, mi compañera de departamento, tan llena de vitalidad y ya exenta, por la jubilación, de esos encajes de bolillos que son las estrategias de enseñar y mantener el tipo ante los adolescentes y su inevitable tendencia al caos y al ruido... Pero no; en realidad, dar clases me obliga a estar con los pies en la tierra, con la mente en la vida común -quiero decir la de todos, la de lo perentorio cotidiano- y en las personas reales: más de un centenar de adolescentes, cada uno distinto, y sus variadísimas familias. 
   Trabajar en un instituto es darse un baño diario en la realidad misma.

 
Julio González

viernes, 21 de junio de 2013

Doble homenaje

   Ay, qué cantidad de coincidencias en torno a esta fecha. Hoy es 21 de junio, Día Internacional de la Música, y en los círculos culturales de mi entorno se suceden ciertas celebraciones.  Yo hago mi homenaje particularm que es doble, porque no me digan que no es significativa esta cita de Oscar Wilde:

       "La música es el arte que está más cerca de las lágrimas y del recuerdo".

   Pues eso.

jueves, 20 de junio de 2013

¿A que no sabían ustedes...?

   A que no sabían ustedes que Pericles es una novela bizantina? ¿Y que Cervantes escribió el Amadís de Gaula, antes de componer La Galatea, lo sabían ustedes?  ¿Conoce algún lector de esta ventana el argumento de El "cesto" de Numancia? 
  Leer estas pifias a altas horas de la noche aligera la pesadez de la corrección de exámenes. Lo malo es que tengo vecinos y oír carcajadas en las horas habituales de sueño puede molestar pelín, además de alimentar esa fama de buena vida que nos llevamos los profesores ¡Es que nos tiramos unas juergas correctoras...!

Otto Dix

viernes, 14 de junio de 2013

Cantar el misterio

   Ya ha publicado J. M. Benítez Ariza la reseña de Cantos de vida y vuelta (Pre-textos,2013)que escribí específicamente para su blog (véanlo aquí).
  Ante libros como éste de José Mateos se reafirma una en que la poesía, la poesía fundamental, se acerca siempre al Gran Misterio.
   Otra reseña del mismo libro, pueden leerla aquí.

Nolde 

miércoles, 12 de junio de 2013

Una de acción

   A muchos las películas de acción y las novelas en las que ocurren cosas trepidantes nos aburren soberanamente. Ya sé que parece un contrasentido, pero no lo es. Una película que no se tome su tiempo en analizar cómo viven, cómo sienten las cosas sus personajes no consigue interesarme en absoluto. Creo que no soy la única que tiene estas preferencias, aunque tengo que reconocer que no somos mayoría.
   Me parece que ocurre lo mismo con la vida pero no nos damos cuenta: nos empeñamos en una actividad que nos lleva de una cosa en otra creyendo que así la aprovechamos mejor y no nos percatamos de que todo este acarreo de un lado para otro nos está quitando el sosiego necesario (no es tanto una cuestión de tiempo como de eso, de sosiego) para asimilarla y para sentirla. Está claro que sólo vivimos de verdad aquello de lo que nos hacemos conscientes paladeándolo en sus matices; si no nos damos ocasión para ello, aunque "hayan ocurrido" muchas cosas con nosotros en juego, en realidad no "nos habrá ocurrido" nada. 

Grosz y Heartfield



domingo, 9 de junio de 2013

El silencio pequeño

   No nos ha sido dado el silencio; no el silencio absoluto, no el silencio radical. Menos mal. La gran maravilla de este silencio parcial y prodigioso que está a nuestro alcance es el descubrimiento de los sonidos que el ruido oculta, porque la vida no cesa en sus armonías sonoras y las cosas vivas, la vida misma sólo es audible en este silencio pequeñito que sí somos capaces de hacer: el pacificador bullicio adivinado en lo remoto, el aire, un insecto errante, el ritmo de la sangre bombeada en tu propio cuerpo, los levísimos movimientos de lo quieto, la prisa percibida en la lejanía... Esta magnífica sinfonía oculta es la pequeña paradoja del silencio.


Hammershoi

martes, 4 de junio de 2013

¿Un mamarracho insigne?

    Qué fácilmente la excelencia se vuelve mamarracho por el descuido. Me temo que en eso somos expertos por estas tierras.
    La idea era buenísima y el esfuerzo enorme; sin embargo, los medios para exhibir el resultado (los medios, que no el espacio), fallan estrepitosamente. Me refiero a todo el montaje organizado alrededor de la exposición de "Las santas de Zurbarán"  Nadie discutirá que en la obra del pintor magistral lo que llama poderosísimente la atención es el tratamiento que éste hace de los tejidos, de manera  que si en algo es absolutamente genial y único es en la perfecta representación de las texturas de las telas, sus distintas calidades, los pliegues...  Miras un cuadro y ya sabes cuánto pesa la ropa que el personaje lleva. Un fabuloso espectáculo de música y danza subrayó el acontecimiento a finales del mes pasado. Yo no acudí, pero me cuentan que fue espléndido.
    En estos días se sigue exponiendo una colección de representaciones de mujeres santas pintadas por el magnífico pintor extremeño y que se han traído de los mejores museos del planeta, desde el Hermitage a la National Gallery de Londres, el Musei di Strada Nuova, el Prado, etc. El espacio también estaba perfectamente elegido: el que desde el siglo XVI cobijara a las Clarisas en Sevilla, pero buscando en él la rara intersección entre la nave de un templo frecuentado del XVII con un escenario de pase de alta costura. La idea me pareció magnífica y muy acorde con lo que se pretendía significar. Convocaron a modistos de altura indiscutible, desde Balenciaga a Vitorio y Luchino, pasando por Devota y Lomba, Ágata Ruiz de la Prada o Elio Berhanyer, entre otros. Todos, salvo el de Balenciaga, eran trabajos en ricos tejidos encargados específicamente para homenajear a Zurbarán con esta muestra. La idea, los creadores, el espacio, todo era de categoría...
    Sin embargo, el estado de conservación de los vestidos que los modistos habían creado para la ocasión, arrugados, maltratados, me pareció que daban a la exposición un aire devastador, como de disfraz barato, de estrago carnavalesco tras un martes de fiesta indecente, de mamarracho insigne.